ENTRADA 5

 

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MEDIDAS PARA MEJORAR LA CALIDAD DE LA EDUCACIÓN

En el documento del Consejo de Europa, la Estrategia Europa 2020, podemos ver que unos de sus objetivos es “recentrar la política de I+D+i en los retos a los que se enfrenta nuestra sociedad: cambio climático, energía y uso eficaz de los recursos, salud, evolución demográfica, etc. Cada uno de los eslabones de la cadena de innovación debería ser reforzado, desde la investigación sin límites hasta la comercialización” (pág. 16). La I+D+i es, pues, imprescindible, ya que es una forma de afrontar todas las problemáticas derivadas del cambio climático. Por lo tanto, parece imprescindible incorporar a la educación, en grandes dosis, todo lo relacionado con estas actividades (estaremos de acuerdo en que, sin un planeta en el que vivir, de poco sirve la enseñanza).

Otro objetivo que se persigue es el de “reforzar los resultados y el atractivo internacional de las instituciones de enseñanza superior de Europa, incrementar la calidad general de todos los niveles de educación y formación en la UE, combinando excelencia y equidad, y mejorar la situación laboral de los jóvenes” (pág. 17), todo ello mediante la promoción de la movilidad de estudiantes y aprendices. Como dice el dicho, la unión hace la fuerza, luego cuanta más fluidez haya entre los estados miembros de la UE, mejor (no obstante, la salida de UK y el ascenso de los partidos de extrema derecha no parecen un buen síntoma).

En todo caso, y como dice el propio epígrafe en que se incorporan estas medidas, lo que se persigue, por encima de todo, es “un crecimiento inteligente, sostenible e integrador”.

En cuanto al documento Objetivos de la Educación para la década 2010-2020, se proponen doce objetivos:

nº 1: El éxito educativo de todos los estudiantes

nº 2: Equidad y Excelencia: la evaluación como factor para mejorar la calidad de la educación

nº 3: Flexibilidad del sistema educativo y estudios postobligatorios. Educación a lo largo de la vida

 nº 4: La Formación Profesional como instrumento clave para avanzar hacia un nuevo modelo de crecimiento económico

nº 5: Nuevas formas de enseñar y aprender: El papel de las Tecnologías de la información y la comunicación

 nº 6: Plurilingüismo: Impulso al aprendizaje de idiomas. Programa para la mejora del aprendizaje de las lenguas extranjeras

nº 7: La educación como bien de interés público y derecho de toda la sociedad

nº 8: Modernización e internacionalización de las Universidades. Formación, investigación, transferencia del conocimiento y responsabilidad social

nº 9: Dimensión social de la educación: becas y ayudas al estudio

nº 10: Convivencia y educación en valores: implicación de la familia, del profesorado y de la sociedad

nº 11: Profesorado: reconocimiento profesional y social del docente

nº 12: Educación inclusiva, diversidad e interculturalidad: Derecho a la diferencias sin diferencia de derechos

Por último, en el artículo de El País titulado “10 ideas urgentes para mejorar la enseñanza (propuestas por los profesores): Cientos de docentes proponen soluciones en el nuevo Foro de Educación de EL PAÍS” (Ignacio Zafra Valencia - 27 SEPT 2019), se proponen las siguientes medidas:

1. Dejar de dar bandazos.

2. Mayor autonomía.

3. Prestigiar la evaluación.

4. Bajar las ratios.

5. Mejorar la formación del profesorado.

6. Renovar la docencia.

7. Trabajadores sociales.

8. Diagnosticar las dificultades.

9. Repensar el espacio.

10. Más fondos.

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¿Qué podemos sacar en claro de todo ello? Para empezar, los retos globales, a nivel planetario, como es el caso del cambio climático, deben tener una fortísima presencia en la educación. Invertir en I+D+i, por tanto, parce imprescindible. La fluidez estudiantil a nivel europeo, por supuesto, y a ser posible a nivel más amplio, también es relevante, para lo cual se precisaría de cierta homogeneización académica (algo complicadísimo: pensemos simplemente en España, donde cada comunidad autónoma hace lo que le parece).

Otros objetivos que se deben perseguir son el éxito educativo la mayor parte de los estudiantes; más equidad; más flexibilidad del sistema educativo; autoeducación a lo largo de la vida; favorecer la FP (actualmente hay overbooking en la universidad y carestía en este sector, tan importante a nivel económico); aplicar las TICS a la enseñanza (no puede vivir la enseñanza de espaldas de las nuevas tecnologías); un plurilingüismo eficaz (tras ocho años estudiando inglés, un alumno sale del centro con un A2); modernizar las universidades (probablemente, la etapa educativa más reticente a cambios); más becas y ayudas al estudio; mayor implicación de la familia, del profesorado y de la sociedad (que no sean islotes incomunicados, sino esferas de un mismo todo); educación inclusiva, diversidad e interculturalidad (que no se quede en el papel). Para todo ello, es imprescindible, evidentemente, una mayor inversión (no todo se solucionaría con más dinero, claro está, pero invertir poco y mal ya es un síntoma de inútil que se considera la educación).

Por último, de la última fuente utilizada, podemos extraer lo siguiente: dejar de dar bandazos (no puede ser que salgamos a ley educativa cada pocos años: se necesita un gran pacto entre todos los partidos para sacar una ley efectiva y duradera); bajar las ratios, clases más reducidas y profesores más implicados (un trato más personal, que el alumno no sea un mero número); trabajadores sociales (tan relevantes como los profesores: un alumno en riesgo de exclusión social sacará más provecho de un trabajador social que de un profesor, o mejor dicho, para sacar verdadero provecho de las enseñanzas del profesor, previamente habrá de ser ayudado por el trabajador social); diagnosticar las dificultades, con el propósito, eso sí, de actuar, de tratar de solucionarlas; repensar el espacio (¿son las aulas, tal y como se conciben actualmente, el mejor espacio para la educación?)

Es evidente que resulta muy sencillo proponer objetivos y plantear medidas, y que lo realmente complejo y meritorio es llevarlas a cabo eficaz y eficientemente. No obstante, es el primer paso, un paso insoslayable, y para ello los objetivos y las medidas deben ser realistas, ajustadas al contexto y a los protagonistas de las mismas.