ENTRADA 16

 

ENTRADA 16

1.   Tema elegido: Trastorno obsesivo-compulsivo.

2.   Justificación: Creo que, en menor o menor medida, todos lo padecemos (¿este mismo criterio es aplicable a la coprofagia o la necrofilia?; suspendemos el juicio[1]). Todos tenemos nuestras compulsiones y obsesiones; creo que es una cuestión gradual antes que esencial. En momentos de estrés y semejantes (tiempo de exámenes o, peor aún, de exposiciones, por poner unos ejemplos bien rancios), padezco 1 y 2 -obsesiones- (véase a continuación), lo que me lleva a 1 -compulsiones-. A pesar de todo lo irracional, absurdo o absurdísimo, del asunto, a veces se antoja insoslayable. De lo que se trata, en cualquier caso, es de salir de estas dinámicas una vez ha pasado el peligro[2] (el gran problema, a mi entender, es apalancarse, viciar aún más el círculo).

3.   Descripción del tema: “Presencia de obsesiones, compulsiones o ambas: Las obsesiones se definen por (1) y (2): 1. Pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que se experimentan, en algún momento durante el trastorno, como intrusas o no deseadas, y que en la mayoría de los sujetos causan ansiedad o malestar importante. 2. El sujeto intenta ignorar o suprimir estos pensamientos, impulsos o imágenes, o neutralizarlos con algún otro pensamiento o acto (es decir, realizando una compulsión). Las compulsiones se definen por (1) y (2): 1. Comportamientos (p. ej., lavarse las manos, ordenar, comprobar las cosas) o actos mentales (p. ej., rezar, contar, repetir palabras en silencio) repetitivos que el sujeto realiza como respuesta a una obsesión o de acuerdo con reglas que ha de aplicar de manera rígida. 2. El objetivo de los comportamientos o actos mentales es prevenir o disminuir la ansiedad o el malestar, o evitar algún suceso o situación temida; sin embargo, estos comportamientos o actos mentales no están conectados de una manera realista con los destinados a neutralizar o prevenir, o bien resultan claramente excesivos.” (Pág. 145)

1.   A nivel anatómico (cómo afecta a su aspecto, a su estructura, a su cuerpo…): “Los síntomas obsesivo-compulsivos no se pueden atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., una droga, un medicamento) o a otra afección médica. (…) La alteración no se explica mejor por los síntomas de otro trastorno mental (p. ej., preocupaciones excesivas, como en el trastorno de ansiedad generalizada; preocupación por el aspecto, como en el trastorno dismórfico corporal; dificultad de deshacerse o renunciar a las posesiones, como en el trastorno de acumulación; arrancarse el pelo, como en la tricotilomanía [trastorno de arrancarse el pelo]; rascarse la piel, como en el trastorno de excoriación [rascarse la piel]; estereotipias, como en el trastorno de movimientos estereotipados; comportamiento alimentario ritualizado, como en los trastornos alimentarios; problemas con sustancias o con el juego, como en los trastornos relacionados con sustancias y trastornos adictivos; preocupación por padecer una enfermedad, como en el trastorno de ansiedad por enfermedad; impulsos o fantasías sexuales, como en los trastornos parafílicos; impulsos, como en los trastornos perturbadores, del control de los impulsos y de la conducta; rumiaciones de culpa, como en el trastorno de depresión mayor; inserción de pensamientos o delirios, como en la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos; o patrones de comportamiento repetitivo, como en los trastornos del espectro del autismo).” (Pág. 146) 

A cada obsesivo-compulsivo, sus afecciones anatómicas. Hay que ir caso por caso, dado que las obsesiones, así como las compulsiones, pueden adoptar un sinfín de máscaras (no es lo mismo defenderse de las imágenes intrusivas mediante drogas que mediante actividades de limpieza extremas, por ejemplo –aunque en ambos casos se trate con sustancias asaz tóxicas-).

2.   A nivel funcional (en qué le limita para realizar actividades): “Las obsesiones o compulsiones requieren mucho tiempo (p. ej., ocupan más de una hora diaria) o causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.” (145-146)

Si uno se vuelve esclavo de ciertos patrones y de unos horarios harto rígidos, evidentemente, teniendo en cuenta que el día tiene las horas que tiene, habrá que acortar tiempo de otras actividades, por muy laborales u ociosas-beneficiosas que estas sean (se pueden caer en absurdos tales como restar tiempo a obligaciones para dárselas a las otras “obligaciones”).

3.   A nivel de restricción de la participación (en qué le afecta para llevar una vida plena): Lo dicho anteriormente. Según lo apañadito que sea uno, robará tiempo a los asuntos laborales o a los relativos al ocio, por ejemplo, con lo que eso supone a la hora de llevar una vida plena: problemas profesionales y derivados (económicos etc.) y/o carencias sociales básicas.

4.   Medidas que propones para facilitar una participación plena y feliz…: Dependiendo del grado de intensidad del trastorno, se puede o no hacer vida plena y feliz. El apoyo familiar, como siempre, es imprescindible, así como la capacidad de etiquetar cada síntoma, siendo conscientes, en el momento, de lo que estamos padeciendo (por ejemplo, cuando aparecen ciertas ideas o imágenes intrusivas, en vez de abandonarse sin oponer resistencia, tratar de analizar las posibles causas, antes que ignorar o combatir las ideas o imágenes en sí -cosa contraproducente por antonomasia, que nos puede conducir a dinámicas viciosamente circulares-; tratar de tomar distancia -lo sé, lo sé: mucho más fácil decirlo que hacerlo-).

5.   Entidades y/o experiencias que trabajan ya en este ámbito: Científicas relacionadas, principalmente, con la psicología y la psiquiatría.[3]

6.   Algunas conclusiones: Depende del grado de intensidad, uno podrá sobrellevarlo o deberá pedir ayuda profesional, necesitando, quizá, tratamiento farmacológico.

7.   Recursos (bibliografía, vídeos…): En YouTube, mismamente, poniendo en el buscador “trastorno obsesivo compulsivo”, encontramos infinidad de videos, desde conferencias de más de una hora, dadas por reputadísimos doctores en la materia, a experiencias personales (en ambos casos, aunque más en el primero, se suele aportar bibliografía científica). En casos de intensidad baja o media, pueden ayudar los consejos y las explicaciones que se dan, tanto a nivel científico como experiencial; en casos más graves, consulte con un especialista.



[1] De nobis ipsis silemus.

[2] Peligro impresionantemente de chichinabo (problemitas primermundistas, dirán los más atinados –pero tampoco caigamos en el insulto facilón, en el “este lo que busca es casito” y similares-).

[3] En España, por ejemplo, tenemos la Asociación TOC 2.0 Barcelona (https://toc20.org/  https://www.bcn.cat/barcelonainclusiva/es/fitxa_asociacion_de_trastorno_obsesivo_compulsivo_para_afectados_y_familiares_688.html)

Comentarios

  1. Muy interesante Rodrigo! Yo también creo que todos tenemos en mayor o menor medida algún TOC al que llamamos manía o algún "ritual" previo a algo importante. Como siempre genial tu retórica. Un saludo!

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  2. Hola Rodrigo! Si, yo también creo que nadie está libre de pecado,todos tenemos alguna manía, por pequeña que sea. Muy bueno el post

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