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Algunas ideas sobre cómo se podría estudiar la asignatura de filosofía en secundaria

Generalmente, la asignatura de filosofía, en secundaria, se estudia como una especie de lista de los reyes godos, una serie de autores –evidentemente hombres, blancos y más o menos heterosexuales, si bien no faltan los vírgenes, como Spinoza o Kant- y sus respectivos sistemas filosóficos. Aquí tenemos el primer problema: como lo que se busca es sistematizar, que todo cuadre, se tiende a simplificar, si no forzar, las ideas originales (es muy discutible, por ejemplo, que Platón tenga sistema –más bien tiene una serie de diálogos en los que revolotea, no muy sistemáticamente, sobre tales o cuales ideas, a menudo contradiciéndose o refutándose a sí mismo-; otros autores, como Nietzsche, se rebelaban, precisamente, contra la sistematización de la filosofía, para luego, oh destino cruel, ser traicionados por profesores de secundaria).

Este método de enseñanza, en cualquier caso, además de dar una idea errónea y bastante monótona de la filosofía en general (filosofía=autores y sistemas; y lo que es más grave: filósofos=doxógrafos de esos grandes hombres), no es muy recursiva, no siempre resulta sencillo de utilizar o aplicar sobre casos cotidianos. Otra forma de encarar la asignatura sería ir directamente a las obras, a ciertas obras clásicas (en vez de Platón, la República; en vez de Aristóteles, la Metafísica), pero para este proceder es preferible tener antes cierta base, pues se corre el riesgo de no entender ni pijo (los filósofos no siempre son escritores claros; el fárrago es casi una obligación estilística).

A mi modo de ver, el método más interesante, y seguramente el más sugerente y reactivo en el alumnado, es partir de hechos o noticias actuales, ver qué clase de ideas están operando sottovoce, y cuando ya se haya esclarecido, aunque sea mínimamente, la cuestión, ir a los autores, a las obras y a sus sistemas (dejando siempre claro que sistematizar, a menudo, es simplificar, cuando no traicionar el propio pensamiento del autor; aun así, por economía, dar importancia a los sistemas, dando a entender que son, ante todo, resúmenes aclarativos, el primer peldaño). De esta manera, el alumno vería la relación entre la teoría expuesta (y criticada) por Platón, los límites o absurdos a que se llega con la ética kantiana (hablar de la ética deontológica, y enfrentarla a otras corrientes éticas, por ejemplo, la utilitarista), o los excesos a que pueden dar pie una mala interpretación del superhombre nietzscheano; todo esto, relacionado con anuncios, noticias, películas… Creo, en definitiva, que es necesario demostrar lo cercana y cotidiana que puede ser la filosofía; y lo útil, pues puede servirnos para nuestro desenvolvimiento diario (sin esperar, evidentemente, que nos resuelva la vida).

Comentarios

  1. Hola Rodrigo! Me gusta lo que dices sobre cómo enseñar la filosofía en los institutos, es interesante. ¿Te puedo preguntar que piensas sobre la relación entre la filosofía y las matemáticas? Un saludo.

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    Respuestas
    1. Buenas Pablo. La relación entre filosofía y matemáticas es algo que viene de viejo, tan viejo como los inicios de ambas disciplinas: pensemos en Pitágoras, o por lo menos en los pitagóricos; y sobre todo en Platón, en cuya academia, a la entrada, en el pórtico, se leía: "que nadie entre sin saber geometría". Ambas disciplinas son abstractas, y resulta muy difícil no ir de un lado a otro: Platón, Descartes, Pascal, Russell, Gödel... La filosofía, entre otras cosas, está obsesionada por el conocimiento, y el conocimiento más perfecto y exacto que se conoce hasta ahora es el matemático; por otro lado, la relación entre las matemáticas y la realidad genera innumerables debates de corte más filosófico que puramente matemático: ¿cuál es la relación matemática-realidad; está el universo escrito en clave matemática?

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