ENTRADA 20
ENTRADA 20 CONFLICTOS EN EL AULA En el ejercicio realizado en clase, había propuesto dos casos: destrozos de material escolar (algo en lo que yo, en mis tiempos mozos, caí [1] ), y pandillas incipientemente criminosas. Ambos problemas, no obstante, tienen sencilla solución: remitirse al régimen interno (para ese viaje, qué duda cabe, no se necesitan alforjas). Pensándolo bien, al menos a priori, parece que los problemas más complicados de percibir y solucionar son aquellos que solo afectan a un individuo, al margen de cosas y demás sujetos (los robos y destrozos, antes o después, por narices, se aprecian; los problemas que atañen a varios individuos, dada la naturaleza chismosa y cotilla del ser humano –consustancial a la conspiración es el chivato [2] -, acaban por difundirse [3] ). ¿Qué hacer, pues, con aquellos casos en los que el sujeto es víctima y verdugo? Estoy hablando, como se habrá adivinado, de depresiones, ansiedades y demás trastornos en los que la dialéctica del a